“En la vida hay dos opciones: caminar hacia adelante y crecer, o volver atrás y perder.” -Abraham Maslow 

17 de Septiembre, 2014, fue igual uno de los peores y mejores días de mi vida. Ese Miércoles en la tarde fue el día en que entre a rehabilitación para mi desorden alimentario.

Estaba completamente asustada al mirar una persona ajena quitarme el celular y buscar entre mis cosas personales como si fuera criminal. Recorriendo el hogar lamente tanto aver aceptado quedarme, especialmente cuando me di cuenta que iba ser vigilada a todas horas. Me dejaron claro que no iba poder tener nada de privacidad. Cada segundo del día iban a estar cuidándome, que ni para ir al baño iba poder estar sola. Sabia exactamente lo estricto que era el programa, pero aun así me quede sorprendida cuando llegue.  

Los dias siguientes iban así: 

• Desayuno 
• terapias en grupo
• bocadillo 
• mas terapias en grupo
• otro bocadillo
• tiempo para descansar 
• cenar

Recuerdo que lloraba cada noche en silencio con lagrimas de miedo y frustración.  Escuchaba la voz de mi desorden gritándome por lo débil que era por aceptar venir en el principio. Mi desorden alimentario era una relación en la que e estado desde que tenia 13 años, y con el tiempo solo crecía mas fuerte. Estaba completamente dependiente y al sumiso de mi desorden, y estando ahi fue como mi percepción personal del infierno.

Lo único que me daba mas miedo de la comida, fue cuantas veces nos tocaba de comer. Tenia tantas ganas de empacar mis maletas y irme a casa. Quiera poder dormir en mi propia cama de nuevo, y poder comer (o no comer) a la hora que quiera, y mas de todo extrañaba poder ir al baño sin que alguien estuviera a fuera de la puerta. Pero en fin no me fui, por una inexplicable razón decidí quedarme. Cada día tenia la misma rutina, pero cada día se sentía diferente. No lo supe al momento, pero estaba cambiando. Empece a detestar menos y menos ese lugar, pero mas sorprendente empece a detestarme menos a mi misma también. 

Empece a verdaderamente poner atención en terapia, y aun que no estuve de acuerdo, al menos estuve dispuesta a escuchar. Cada día que pasaba empece poco a poco  saborear la comida, y no solo comer por que si. Usaba mi desorden alimentario como mecanismo de defensa, y lo menos que usaba los comportamientos, lo mas que puede concentrar en recuperándome. Con tiempo me ponía mas fuerte yo, y mi desorden alimentario mas débil. Adelantemonos a hoy y aun sigo así.

Tengo días difíciles aun, pero con el tiempo que pasa mas fuerte me pongo. Lentamente empece a volver a tomar control sobre mi vida, y aprendi a silenciar las voces negativas que antes me decían que no era suficiente. Quiero poder dicer que ya no tengo inseguridades o problemas, pero la verdad es que todavía las tengo, la diferencia es que ahora se enfrentar las sin el desorden. Esa voluntad que tengo de seguir mejorando es la razón porque el 17 de Septiembre, 2014, es ambos el peor y mejor día de mi vida. Es el peor porque fue el día que verdaderamente enfrente a todos mis demonios personales. Aceptando mi realidad y por fin pedir ayuda, es por eso que también considero esa fecha como una de las mejores de mi vida. 

A tenido ambos decepción y bendiciones en mi camino a la recuperación, y tal vez un día estaré cómoda compartiendo mas, pero por hoy comparto mi esperanza. No va ser fácil ni va ser rápido, pero estoy aquí voluntariamente compartiendo mi historia en un idioma ajeno, como prueba de que la recuperación es posible.

Tania Marin es una joven que por muchos anos de su vida batallo con un desorden alimentario. Creció en un hogar tradicional donde un desorden mental era un concepto ajeno. Por sus antecedents y tamaño, su batalla no solo fue peleada con ella misma, pero lamentablemente otros también. Tres años en su recuperación, está ahora dispuesta a compartir mas de su relación oscura con la comida y como la perdida de entendimiento de desordenes alimentarios desafortunadamente causo muchos anos de sufrimiento. En compartiendo sus experiencias con el blog y en su canal de YouTube, espera ayudar roper el estigma que tiene los desordenes alimentarios en las minorías, y seguir contribuyendo a la conversación para desordenes mentales en general.